Los tengo muy baratos, señora, baratos, baratos

La compra de seguidores en redes sociales es ya antigua, algo que surgió casi al tiempo del incipiente éxito de Twitter y Facebook. Tener un número abultado de seguidores formando una comunidad siempre resultaba algo seductor, aún cuando algún mal pensado analizara tu cuenta con Twitter Audit y descubriera que tu perfil parecía una pollería a primera hora de la mañana.

La pasión por los grandes números es inversamente proporcional al coste que tiene esta acción. Comparando los precios de diferentes plataformas especializadas en esta práctica dudosa, podemos observar que por unos 25$ puedes tener incluso 1000 seguidores más. Mil perfiles que te garantizan que son reales, y que incluso pueden proceder de un determinado país si así se solicita, para que la audiencia sea «acorde».

¿Podemos afirmar que es una práctica adecuada?

No, no lo es en ningún caso. La creación de una comunidad es un trabajo de largo recorrido que conlleva un necesario aprendizaje sobre la identidad digital de la marca: contenidos, audiencia, horario de publicación… Una labor de optimización contínua, que permite ir creando un nexo emociona con el público.

Pero más allá de eso, no debemos olvidar los desastrosos resultados que se pueden observar al analizar las impresiones y el engagement del perfil de marca en cuestión. ¿Para qué quieres usuarios que no interactúan cuando pueden perjudicar la percepción del espectador?

En ocasiones te topas con una página, con alto volumen de seguidores, que apenas tiene comentarios o reacciones. Si el contenido es malo, se entiende pero tiene solución. Sin embargo, si la causa es una comunidad falsa, se puede tratar de mejorar el conjunto pero siempre habrá un remanente que devuelve un resultado falseado.

Mejor prueba con Social Ads

Si aun así se pretende hacer crecer la comunidad gracias a la inversión, es preferible recurrir a los anuncios en redes sociales ya que la segmentación permite definir el público objetivo de la marca próximo a la realidad.

Llamadas de atención sobre el producto, recordatorios que afianzan la percepción sobre él, publicaciones y formatos atractivos… El desembolso económico es superior a los 25$ que planteábamos al inicio pero es infinitamente más efectivo, ya que se amplifica la posibilidad de alcanzar y de hacer recurrente el vínculo emocional con el público.

¿Algún día acabará la compra de seguidores?

Probablemente evolucionará hacia prácticas todavía mas dudodas. Sí, piensa mal y acertará. Si para ti puede ser negativo, ¿por qué no pasarle el marrón a la competencia?

Con un planteamiento semejante, una de estas plataformas ha reconvertido sus resultados negativos en Youtube en un servicio de visualizaciones tóxicas que conducen a la penalización e incluso eliminación de vídeos de la competencia.

Sí, es retorcido pero, si lo ofertan da que pensar, significa que hay interesados.

En resumen, hagamos caso a la sabiduría popular: los followers son como los amigos, más valen pocos y buenos. Apostemos por la calidad, pues al fin y al cabo será la que nos lleva a conseguir los mejores resultados.

Y tú, ¿de qué prefieres llenar tu lista de seguidores?