Esto puede significar 2 cosas… o bien los datos indican que esta estrategia es contraproducente, o bien el interés por actuar en RRSS ha disminuido. Entonces, la pregunta es obvia; ¿por qué seguimos manteniendo la misma forma de hacer las cosas?. Tendemos a pensar que, dada la gran cantidad de marcas y sus correspondientes publicaciones, el usuario podría olvidarse de la nuestra o tener la percepción de ser una marca pasiva, poco ágil o desinteresada con su público, sin embargo, ¿alguien ha preguntado a los lectores?
De sobra sabemos que no sólo la sobreinformación acaba saturando a los receptores y consiguiendo que retengan pocos mensajes (o hacerlo de forma superficial). Sino que además, resulta muy complicado mantener un nivel de publicaciones constante a base de contenidos de calidad. Sin embargo, pese a esto, algunas marcas continúan «inundando» la mente de los consumidores de manera machacante.
Ante esto, muchos expertos recomiendan una estrategia de contenidos diferente: contenidos más profundos y largos, y más distanciados entre sí, son los llamados mega-post. Incluir en tu calendario de contenidos este tipo de formato ayuda a incrementar el tráfico de calidad y lograr un impacto mucho más perdurable en la mente de los lectores. Pero ¡cuidado!, no sirve con empezar a elaborar contenidos más largos sin más. Existen una serie de premisas que deben tenerse en cuenta si una marca decide incorporar a su estrategia este tipo de post:
- Contar con una audiencia ya consolidada.
- Conocer los gustos de los lectores y sus intereses.
- Si la dinámica es la publicar casi a diario, se desaconseja sumar además este tipo de post. La información será excesiva y carecerá de sentido.
- Los mega-post deben tener tintes informativos de manera que ofrezcan algo útil a sus lectores. No se trata de ser periodistas, sino de hacerse eco de lo que ocurre en tu sector.
- Publicar siempre y cuando tengamos algo que contar.
- Ser original e impactante.
La presión por mantener un ritmo de publicaciones incontrolado puede acabar perjudicando a las marcas y a sus lectores; pero la realidad parece decirnos que no lo estamos haciendo demasiado bien o no nos molestamos lo suficiente por saber qué es lo que prefieren quienes van a leernos, y qué estrategia de contenido conviene más en cada caso.
Lo que está demostrando que lo mejor es definir una estrategia contenida y reflexiva pero siempre sabiendo a quién nos dirigimos y cuáles son sus gustos, elaborar una estrategia adecuada y, sobre todo, evitar la obsesión por publicar sin más.
Ahora párate a pensar… ¿es tu estrategia de contenidos la más acertada?