[vc_row][vc_column][vc_column_text]Hace no demasiado tiempo una de las principales preocupaciones de los programadores web era ajustar sus desarrollos para una correcta visualización en los distintos navegadores.
Poco a poco han ido surgiendo nuevas características que han permitido una mayor homogeneización en este aspecto. Sin embargo, la aparición de nuevas tecnologías y la influencia de éstas en los hábitos de vida de la población suponen nuevos retos que afrontar. En los últimos años se ha disparado el uso de dispositivos móviles con acceso a internet desde prácticamente cualquier punto y es habitual ver a nuestro alrededor gente consultando la prensa del día o las últimas publicaciones en redes sociales a través de sus teléfonos móviles o tablets.
Ante este nuevo panorama las marcas, empresas y particulares se preguntan: ¿podemos seguir presentando nuestros contenidos online como lo hemos estado haciendo hasta ahora?[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_empty_space][vc_single_image image=»16506″ img_size=»large»][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_empty_space][vc_column_text]Analizando datos concretos como los proporcionados por el último informe «La Sociedad de la Información en España» correspondientes a 2015, observamos cómo el móvil ya ha superado al ordenador como dispositivo de acceso a internet con un 88,3% de usuarios frente al 78,2% de los ordenadores. Por tanto, la respuesta parece clara y la adaptación de contenidos web a las nuevas tendencias de visualización se ha convertido en una necesidad.
[/vc_column_text][/vc_column][vc_column][vc_column_text]Así, conseguir que la experiencia de navegación de los usuarios no se vea afectada, ofreciendo la información demandada en cada momento y adaptada a las nuevas dimensiones de pantallas, es el nuevo campo de batalla para los desarrolladores.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»¿Y qué opciones tenemos para conseguirlo?» font_container=»tag:h4|text_align:left|color:%23dd3333″ google_fonts=»font_family:Hind%3A300%2Cregular%2C500%2C600%2C700|font_style:400%20regular%3A400%3Anormal»][vc_column_text]Podemos destacar dos alternativas principales: crear una aplicación móvil (app nativa, web app o app híbrida) o desarrollar una web responsive.
Una app nativa es una aplicación desarrollada para una plataforma concreta y en un lenguaje específico de cada plataforma. Este tipo de aplicaciones ofrece una experiencia de usuario más personalizada, permitiendo el acceso a datos y recursos propios de los dispositivos tales como la cámara o el GPS.
Esta opción resulta interesante pero supone mayores costes de desarrollo y mantenimiento, teniendo en cuenta que para englobar la mayor parte de dispositivos móviles actuales sería necesario desarrollar para tres plataformas diferentes: IOS, Android y Windows Phone, con sus metodologías y lenguajes de programación propios. Por otro lado, al distribuirse a través de stores de aplicaciones, es necesaria su aprobación.
Por tanto, realizar una aplicación requiere tener una idea muy clara de lo que se pretende conseguir, cuál tiene que ser su funcionalidad y las expectativas de uso que va a tener. Hay miles de aplicaciones en el mercado y el espacio de almacenamiento en los dispositivos móviles es limitado, con lo cual, hay que captar muy bien el interés del usuario para conseguir que descargue y mantenga posteriormente la app en el dispositivo.
Dentro de las aplicaciones existen otras alternativas, con sus ventajas y desventajas, como son las web app, basadas únicamente en tecnología web o las aplicaciones híbridas, que emplean desarrollos web englobados en contenedores nativos que hacen de traductor con el dispositivo.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_empty_space][vc_empty_space][vc_empty_space][vc_empty_space][vc_column_text]Sin embargo, la opción más extendida es realizar una web con un diseño responsive. Esto consiste en adaptar el contenido y estructura de la web para que pueda verse correctamente en las diferentes resoluciones de pantalla y dispositivos existentes. El nivel de importancia alcanzado es tal, que incluso Google ya penaliza a aquellas páginas que no han adaptado sus contenidos a versiones móviles.
Entre las razones de su auge está la ventaja que ofrece el mantenimiento de una página web única, en la que el usuario puede encontrar la información que desea en su dispositivo móvil de forma similar a como lo haría desde su versión de escritorio. La información en estos casos debe ser directa, poco densa y fácil de encontrar, sin abrumar al usuario con demasiada información heredada de la versión para ordenadores.
Supone además beneficios de cara a SEO, ya que al ser una web puede posicionarse en buscadores, a diferencia de las app nativas, en cuyo caso es necesaria una publicidad extra para poder darse a conocer al público. Como la página es única, con la misma url, independientemente del dispositivo donde la visualicemos, se evita también la duplicidad de contenido y se facilita su difusión.
Pero también es cierto que un buen diseño y desarrollo web responsive requiere unos conocimientos específicos. Una buena adaptación no es tan sencilla, existen efectos y recursos en las versiones de escritorio que se deben evitar en versiones móvil, donde incrementarían considerablemente el tiempo de carga.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_empty_space][vc_column_text]Como vemos se abre un nuevo abanico de posibilidades y para decantarse por la opción adecuada hay que analizar diversos factores como pueden ser la manera en que queremos que los usuarios tengan acceso a nuestros contenidos, el tráfico que esperamos tener, la privacidad de la información, los recursos económicos y técnicos de los que se dispone o el grado de personalización que queremos ofrecer al usuario. Las posibilidades de éxito dependen en gran medida de este análisis inicial.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]